Mi musa está frente a mí,
tan cerca que no puedo tocarla,
Y tan lejos ,.., tan lejos ,…,
que ya he empezado a extrañarla.
Susurro su nombre con la esperanza
que al evocar su recuerdo sienta sus labios en mi espalda
y juegue mi mente con mis recuerdos
como juega el poeta con las palabras.
Pero mi mente es cruel conmigo
y me juega una mala pasada,
pues no coinciden las sensaciones de mi cuerpo
con el recuerdo de su lengua mansa.
Cuando siento la caricia de sus manos
pierdo la consciencia y olvido su cara.
Y si atrapo un segundo su sonrisa
su tacto se evapora y se me escapa.
Deseo tanto vivirla,
deseo tanto amarla,
que por desear lo que no tengo
apenas puedo con palabras retratarla.
Pero ya queda menos para unirme a ella
y juntar nuestras fuerzas en una misma casa
y dormir sobre su ombligo
y despertar en la misma cama.
Autora: Nuria L. Yágüez