jueves, 21 de octubre de 2010

PODRIA DECIRTE TANTAS COSAS

Hola mi amor


Te escribo esta carta sin saber porque, porque esto mismo podría habértelo dicho hace unas horas, cuando estábamos abrazadas en nuestra cama o dentro de un rato cuando volvamos a estar juntas. Pero prefiero hacerlo por carta, parece que la palabra escrita tarda más en envejecer.


Me gustaría poder decirte que no podría vivir sin ti pero no es así. Me gustaría poder decirte que mi vida no es la misma desde que estamos juntas, pero no puedo. Me gustaría decir que no pienso en otra cosa más que en ti, pero si lo hago miento. Que te adoro como a una diosa, pero no lo hago. Me gustaría poder decirte que tu sonrisa es lo único que ilumina mis días, pero el sol de mis días no la marca tu sonrisa.

Y no puedo por una sencilla razón.

No puedo decirte que no podría vivir sin ti, porque hasta el momento que te conocí viví muchos años sin tu compañía. Eso si, podría decirte sin miedo a equivocarme que los años que viviera a partir de ese momento se convertirían en una búsqueda incesable de tu energía porque después de vivir a tu lado se que es este el lugar que deseo habitar.

No puedo decirte que la vida no es la misma desde que estamos juntas porque se que si es la misma, es la mía, la que siempre he vivido. Pero se que ahora mi vida tiene muchos mas colores, mas matices. Que has enriquecido la visión que tengo de ella. Ahora sonrío más, porque a tu lado, cada mañana, tiene un motivo nuevo para despertar.

Y si mi amor, pienso en más cosas que en ti, pero ahora pienso en plural. He incluido en mis pensamientos todo lo que a ti te concierne. Y en los pensamientos que no estas, he añadido tu forma de ver la vida siempre sencilla y optimista. Ahora lo malo no es tan malo y lo bueno es mejor, así es como tú me has ayudado a pensar.

Y no, no te adoro como a una diosa porque tú eres mucho más cercana. Estás al alcance de mi mano, que te desea. Y al ser dos seres imperfectos podemos dedicarnos a mejorar nuestra vida cada día. Una Diosa no se permite momentos para encender la llama del deseo, como tu y yo lo hacemos a solas.

Tu sonrisa, tu sonrisa no es lo único que ilumina mis días, pues si en algún momento tu no sonríes, no quiero apagarme yo, si no encenderme más para alumbrar tu camino como tu haces cuando el mío oscurece.

Ahora solo se que quiero vivir a tu lado bajo seis arcos de colores como tu sonrisa invertida. Y mientras saborear contigo cada momento de felicidad, y dejarnos así llevar por la lujuria para gozar de nuestra propia luz, aunque al llegar aquí te hayas ruborizado.

Te deseo mi amor. Te amo y te deseo.


 Autora: Nuria L. Yágüez

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